Eres más fuerte de lo que piensas 

Tiempo después, me di cuenta que sin proponérmelo me fui convirtiendo en una persona más fuerte, porque no había otra opción que simplemente serlo…

Antes de mi diagnóstico de leucemia linfobástica aguda, era una persona que le tenía miedo a cualquier tipo de dolor físico, incluso a las inyecciones, no quiere decir que ya no lo tenga. Pero si alguien me hubiera dicho que iba a pasar por un tratamiento de quimioterapia y por los efectos que ocasiona, al menos como lo fue en mi caso, sin dudarlo hubiera respondido: no puedo aguantar algo así.

Sin embargo, de la noche a la mañana me vi en vuelta en hacerme estudios, en infinitas tomas de sangre, en quimioterapia e interminables náuseas, así que no tuve tiempo de pensar, iba resolviendo el día a día, porque los síntomas muchas veces son así, un día te enfrentas a una cosa y al otro a algo distinto, incluso se van sumando. 

Hay momentos en lo que simplemente no hay consuelo, se vive dolor, no solo físico, sino también emocional, los cambios en mi cuerpo, mi vida diaria y la incertidumbre del ¿qué pasará?, ¿cuánto durará esto?,¿resultará el tratamiento? Infinidad de preguntas pasaban por mi cabeza sin tener la respuesta, pero de alguna forma iba aprendiendo a lidiar con todo lo nuevo, no me quedaba de otra, poco a poco sin darme cuenta lo fui aceptando.

Sobre todo al estar internada en el hospital era una lucha diaria por estar bien, encontrar la esperanza, volver a recordar mis sueños, ver fotografías de las personas que quería para animarme, repetirme que cada historia es diferente y que mi cuerpo podía reaccionar bien al tratamiento. 

Tiempo después, me di cuenta que sin proponérmelo me fui convirtiendo en una persona más fuerte, porque no había otra opción que simplemente serlo, fui desarrollando mayor tolerancia al dolor, acepté lo que nunca creí aceptar, aprendí a tener una nueva relación con mi cuerpo y conmigo misma. Acompañada del apoyo de amigos y familiares muy cercanos, pero sobre todo de mi madre de incansables batallas, que cada día renovaba fuerzas para dármelas, no sé que hubiera hecho sin ella y sin mi hermana.

Ahora pienso, que cuando decimos “yo no podría soportar algo así” en tal o cual situación, muchas veces no somos tan conscientes de lo que hablamos hasta que lo vivimos. Entonces, nos damos cuenta que de alguna manera somos más fuertes de lo que imaginábamos y que tenemos una capacidad inmensa de respuesta ante los retos.

Por: MAC

 

miriam arteaga