Los días difíciles

Hay días más sencillos que otros, que puedes hacer una broma y que el dolor o los malestares se ausentan, pero hay otros que no te dejan ni mover la boca…

Despertar y ver el techo del hospital, el suero, tu mesa para alimentos y pastillas, sin duda es algo que nunca desee que pasara, pero estás ahí… en la sala de un hospital.

En mi caso estuve internada en una sala con varias mujeres, de diversas edades, modos de vida y distintos dolores, pero todas con la esperanza de vivir, de salir adelante en el tratamiento cualquiera que fuera nuestro tipo de cáncer.

Hay días más sencillos que otros, que puedes hacer una broma y que el dolor o los malestares se ausentan, pero hay otros que no te dejan ni mover la boca, hay otros que simple y sencillamente no te puedes levantar, no hay fuerza o incluso voluntad.

Hay otros momentos de solidaridad en la sala, al final del día de convivir tanto de ser desconocidas, nos volvemos compañeras, cómplices, e incluso por qué no decirlo familia. Ellas están ahí, muchas veces te apoyan, te dan ánimo, otras se mantienen en silencio, no se atreven hablar cuando algo sale mal o alguna ya no resistió el tratamiento. Sin duda, son momentos tristes, muy tristes, cuando un compañera ya no pudo continuar, es una especie de lluvia fría que cala los huesos, se siente el dolor, su ausencia en la sala con su cama vacía o las bromas o comentarios que hacía.

Pero también recuerdas sus consejos, cuando estaba alegre y sus historias, su deseo de que todas estuviéramos bien, y eso te da fuerza para seguir sabes que eso le hubiera gustado. Entonces, poco a poco la sala vuelve a levantar el ánimo, no porque no la extrañemos, nos duele y claro que da miedo ver a alguien morir, pero también sabes que debes seguir, todas lo sabemos. Cada día puede parecer igual, pero es diferente para cada una de nosotras, es una batalla personal.

Muchas veces, cada día es volver a empezar si algo en el estudio o análisis de sangre no salió bien, otras los avances se borran y no hay consuelo que alcance, es mucho dolor, saber que algo no está funcionando. Pero, vuelves a reunir fuerzas de alguna manera, lo vi con muchas compañeras de sala, admirables en su día a día, al lidiar con la enfermedad, las preocupaciones familiares, e incluso el abandono de algunos de sus seres queridos.

Pero siempre o la mayoría de las veces, aún en nuestros momentos difíciles cuando ves a la de enfrente decaer surge una especie de hermandad, entonces ya sea de una u otra forma surgen las palabras de aliento o alguna broma para ayudarte a sentirte mejor.

A muchas las recuerdo con gran cariño y sobre todo admiración, no es fácil estar en una situación así y agradezco profundamente a cada una donde quiera que estén sus palabras, sus buenas intenciones y sobre todo por intentar contagiarme su fuerza y valentía.

En lo particular me acuerdo de Lupita que luchó fuertemente, pero desafortunadamente su cuerpo no aguantó el tratamiento. Frecuentemente, se imaginaba bailando y cantaba la canción de “Pa´la paloma” y su petición era que cuando yo estuviera fuera del hospital y escuchará la canción no la dejará de bailar, así que cuando la escucho ya saben: “Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma) que vuela paloma, palomita, pa' el palomar”… es una oportunidad de vida poderla bailar.

Pa' la paloma

Celia Cruz

Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)
Que vuela paloma, palomita, pa' el palomar
(Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)

Ay, siempre camina, caminando, total pa' na'
(Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)
Hay agua que tiene hueso solo y la paloma
(Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)
Hay un ciclón haciendo tiempo en el Gran Caimán
(Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)
Que vuela paloma, palomita vuelve a volar
(Pa' la paloma, paloma, pa' la paloma)

Vuela paloma (paloma)
Eh, paloma blanca (paloma)
Ay, vuelve a tu nido (paloma)
Eh, palomita (paloma)
Vuela paloma (paloma)
Ay, paloma linda…

Para Lupita

MAC

 

 

 

 

 

 

miriam arteaga